Google

martes, 24 de junio de 2008

CRÓNICA DE UN PEATÓN COMÚN Y CORRIENTE

Harold Alvia Vale, Perú


Encendió la noche

La ruta de los transeúntes que apagados entre el tráfico

Se agitan como un reflejo multiplicado en el olfato

La furia de una flecha detenida en su lengua

Nadie

Sólo la sombra de sus pesadillas

Sólo la tristeza de todo lo que nombra

Como un alto relieve del espanto

En la puerta de sus palmas

La certidumbre de la muerte

Su esqueleto

Acercándose como el disparo de Dios

Acercándose como un escupitajo

Sobre los muros de su propia calavera

La soledad de las vitrinas

El rencor de la historia

En la nefasta pasarela de sus pasos

Tu calle en sus pupilas

Tu miedoNadie

Sólo esta ciudad

Sólo los cables conectados como venas

En las fauces de anónimos suicidas

Su aliento en las ventanas

Sus párpados consumidos por esta superficie

De seres que no asimilanLa espada en la garganta

El colmillo en la garganta

La bala en la garganta.

No hay comentarios: